A partir de Noviembre de 2014, la mundialmente conocida Capilla Sixtina en Roma estará iluminada por una luz altamente moderna. La Capilla mostrará sus tesoros a 4,5 millones de visitantes al año en una diversidad de color completamente nueva, ya que, hasta ahora, los colores de los famosos frescos de Miguel Ángel eran difíciles de apreciar en la transición del día a la visión nocturna.
Los expertos de OSRAM desarrollaron el concepto de iluminación LED como parte de un proyecto subvencionado por la Unión Europea junto con varios socios del proyecto, incluyendo conservadores y expertos en la calidad del color y la sostenibilidad. El concepto de iluminación LED incrementa la intensidad luminosa de cinco a diez veces, representa los colores más cercanos a la realidad e ilumina los frescos con un alto nivel de homogeneidad que antes pasaban prácticamente desapercibidos por los visitantes.
El proyecto
Implementar un nuevo sistema de iluminación en la Capilla Sixtina era una de los tareas más sofisticadas en el mundo de la iluminación. El requisito de una iluminación sin deslumbramiento, los estrictos requisitos de conservación, la inmensa importancia histórica de la Capilla y las obras de arte únicas en el mundo, todas ellas demandan la necesidad de una solución de iluminación caracterizada por una tecnología extremadamente individual y de calidad.
Los objetivos
Implementación
Expertos en métrica del color analizaron inicialmente la pigmentación del color de los frescos sin contacto físico a 280 puntos en las pinturas Renacentistas para determinar el espectro de luz reflejada. Los resultados sirvieron como estándar para el ajuste fino espectral de las luminarias LED para iluminar de forma óptima las conocidas obras de arte en su paleta de color correcta. La distintiva característica técnica: Las luminarias LED personalizadas son capaces de controlar los cuatro canales de color rojo, verde, azul y blanco cálido para permitir que los frescos sean mostrados a los visitantes tal y como Miguel Ángel los veía hace 500 años. Expertos del Vaticano y de OSRAM fijaron una temperatura de color de 3,500 Kelvin en la Capilla Sixtina. Un ajuste tan avanzado actualmente sólo es posible con tecnología LED.
Las luminarias especiales LED fueron instaladas a una altura alrededor de diez metros en una cornisa angosta en el interior de la Capilla, y se ocultan de la vista de los visitantes mientras dan la impresión de que su luz proviene de la luz del día que entra a través de las ventanas. El equipo de proyecto fue capaz también de evitar cualquier tipo de deslumbramiento al 100 % con la nueva instalación.
Nueva luminaria LED especial
Se instalaron 20 luminarias LED en cada lado longitudinal de la Capilla para la iluminación de visitantes en "grupos de cuatro" en la cornisa. Las luminarias contienen un total de 140 diodos emisores de luz de alto rendimiento en rojo, verde, azul y blanco. La configuración inteligente de los reflectores asegura una iluminación altamente uniforme y sin deslumbramiento. El diseño original de las luminarias se hizo más esbelto, permitiendo así que cupieran en la angosta cornisa. Cada una de las luminarias tiene una anchura aproximada de 80 centímetros, y con el cuerpo de refrigeración una profundidad alrededor de 100 milímetros.
Se instalaron también los spots LED. Éstos reemplazaron la obsoleta iluminación de gala utilizada en ferias, conciertos y por supuesto para el cónclave. Se montaron 30 spotlights LED de 50 vatios cada uno en grupos de tres entre las ventanas. Cuando sea necesario, son accionados por motor en la cornisa desde su escondite.
El resultado
Con una temperatura de color de 3,500 Kelvin, una intensidad de iluminación de 50 a 100 lux y un CRI > índice de rendimiento de color de 95, las pinturas de la Capilla Sixtina están ahora iluminadas con una luz LED adaptada individualmente y altamente eficiente. La luminosidad también es completamente regulable. Los visitantes pueden ahora contemplar por primera vez en todo su esplendor la inmensa diversidad de color y los efectos 3D del conocido arte de Miguel Ángel. Los históricos frescos están más protegidos óptimamente que nunca, debido a que la luz LED causa significativamente un menor daño en comparación con todas las fuentes de luz conocidas hasta ahora.
A pesar de la significativa mayor intensidad de iluminación y la mejor calidad de luz posible, el consumo energético se reduce (y por consiguiente las comisiones de CO2también) por lo menos en un 90%. La carga eléctrica conectada de la Capilla se reduce también si se incluye la iluminación de gala y de visitantes, de más de 66 kilovatios a menos de 6 kilovatios.
Hágase la luz.
Un proyecto aplica un toque delicado para
instalar iluminación LED en la Capilla Sixtina del Vaticano.
POR MEREDITH LANDRY
Cuando la Capilla Sixtina del Vaticano necesitó
un nuevo sistema de iluminación, el proyecto requirió
la precisión de un artista. El equipo debía iluminar
pinturas irremplazables sin dañar
los frágiles frescos ni interrumpir el flujo de
turistas que se agolpan para admirarlos.
El proyecto, dirigido por OSRAM, el fabricante del
área de la iluminación con sede en
Munich, Alemania, requirió de una cuidadosa planificación
y colaboración a nivel continental
para proteger las obras maestras de 500 años de
antigüedad. Con un presupuesto de US$2
millones, cerca de la mitad del cual provinode
subsidios de la Unión Europea, la iniciativa
instaló 7.000 luces LED (diodo emisor de luz)
en toda la Capilla Sixtina de la Ciudad del Vaticano.
La elección de un sistema LED para la Capilla no
fue un acto de fe, puesto que OSRAM había
instalado un sistema LED similar en el museo de
arte Lenbachhaus en Munich, finalizado
en 2013. El Museo Lenbachhaus optó por la iluminación
LED porque no emite radiación
ultravioleta ni infrarroja, lo que, según se
sabe, es una de las principales causas de daño en los
pigmentos. El éxito de ese proyecto, el primer
sistema de iluminación
LED del mundo para un museo de arte, convenció
al equipo del proyecto de la Capilla
de que los LED eran la elección correcta.
“No hubo vacilación en la decisión de usar LEDs
para iluminar los frescos de la Capilla”,
señala el Director de Proyecto de Mourad Boulouednine,
Munich, Alemania. “Luego
de nuestro trabajo en el Lenbachhaus, desde el
principio, determinamos que la Capilla
debería recibir las mismas especificaciones de
iluminación extremadamente exigentes
para garantizar que se pueda apreciar el mayor
efecto de estas obras sin causar daño”.
El proyecto, realizado entre mediados de 2011 y
fines de 2014, finalizó a tiempo
y dentro del presupuesto, y permitió que
algunos de los tesoros de arte más
grandes del mundo sean apreciados por el
público durante los próximos siglos.
El efecto halo
El sistema de iluminación anterior de la Capilla
se basaba en reflectores y focos
halógenos, que emiten calor capaz de dañar las
obras de arte. Además, estas bombillas se
debían reemplazar con mayor frecuencia que los
LED, que duran hasta 25 veces más. Para
cambiar las luces halógenas, alguien debía subir
a un andamiaje o elevador, lo cual
colocaba a los trabajadores peligrosamente cerca
de pinturas invaluables.
“El mantenimiento era una complicación, por lo
tanto, el enfoque del
proyecto estaba en reducir esa dificultad, disminuyendo
el riesgo de daño a los
frescos, iluminando más la Capilla”, indica Boulouednine.
Puesta a prueba No había lugar para errores una
vez iniciada la instalación, por
lo tanto, el equipo del proyecto planificó con
anticipación una fase adicional de pruebas.
“Uno de nuestros mayores desafíos era
establecer la confianza en la tecnología”, señala Boulouednine.
Para establecer esa confianza, un laboratorio
del Museo del Vaticano expuso 16 muestras
representativas de pigmentos a luz de alta
intensidad dentro de una cámara climática durante un año.
En forma paralela, la Universidad de Pannonia,
socia del proyecto, con sede en Veszprém, Hungría,
realizó pruebas similares para asegurarse de
que los LED no destiñieran o alteraran los colores.
“Todos estos experimentos probaron
científicamente que la nueva
El turno de la noche
Desde el principio, el Vaticano dejó en claro
que mantener uno de los sitios religiosos más visitados del
mundo abierto al público durante la instalación
era un requisito para el proyecto.
“Imagine que reservó un viaje a Roma hace meses
y cuando llega, le dicen que la Capilla está cerrada por mantenimiento”, indica
Boulouednine.
Para ajustarse al flujo constante de 6 millones
de visitantes anuales a la Capilla, el equipo de
Boulouednine instalaba el sistema LED en la
noche cuando ésta se encontraba cerrada. Sin
embargo, los equipos solo trabajaban de 6 a 11
p.m., en lugar de toda la noche, porque muchos de los
miembros del equipo de apoyo, como guardias de
seguridad y constructores de andamios también
tenían trabajos diurnos, explica Boulouednine.
“Es decisivo que el principal contacto pueda
hablar el idioma nativo del cliente.
Por lo tanto, designamos a alguien de OSRAM
Italia que pudiera comprender
todas las sutilezas y emociones del cliente”.
—Mourad Boulouednine, OSRAM,
Munich, Alemania
Un mensaje claro El equipo del proyecto de 40
miembros se extendía a más de cuatro países: España,
Alemania, Hungría e Italia, lo cual era una
exigencia del contrato de financiamiento de
la UE. El equipo del proyecto se reunió en
persona en diversas
ubicaciones y realizó llamadas en conferencia
periódicas, pero el equipo seleccionó a un único vocero
para que se comunicara directamente con el
cliente.
“Es decisivo que el principal contacto pueda
hablar el idioma nativo del cliente”, afirma Boulouednine.
Por lo tanto, designamos a alguien de OSRAM
Italia que pudiera comprender todas las sutilezas
y emociones del cliente. Temía que mi mensaje
se diluyera, de modo que me sentí feliz al
delegar esa responsabilidad”
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